Cuando Julia huye de su casa al separarse de su pareja, se refugia durante un mes en el departamento de Juana, su hija veinteañera. Madre e hija volverán a convivir en un departamento de 55 metros cuadrados, esta vez invirtiendo sus roles y aprendiendo la una de la otra sobre el amor, la soledad, los vínculos y el paso del tiempo.